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Días atrás me encontré con que no deseaba practicar mi yoga diario.
Probablemente tu sabes cómo suceden estas cosas: Muy temprano! No quiero. Quiero hacer lo que el cuerpo me pide. Etc. De todas las personas que pudieran haberme rescatado en tal momento, me sorprendí de que fuera Bukowski quien lo hizo, y su poema que he mezclado entre los párrafos de este artículo me ayudaron a atravesar la primera serie del Ashtanga:
Si vas a intentarlo, ve hasta el final.
De lo contrario no empieces siquiera.
Tal vez suponga perder novias, esposas, familia, trabajo, y quizá la cabeza.
Tal vez suponga no comer durante tres o cuatro días. Tal vez suponga helarte en el banco de un parque. Tal vez suponga la cárcel. Tal vez suponga humillación. Tal vez suponga desdén, aislamiento…
El aislamiento es el premio
Es miércoles por la mañana y me encuentro en uno de los lugares literarios más fascinantes de Nueva York. Estoy rodeada de empapelado con viñetas de la revista New Yorker. El Lobby del hotel tiene fotos de escritores increíbles entre las palmas en macetas, y las lámparas de estilo gótico me recuerdan a algún pasaje de Garcia Marquez. ¿Quién quiere practicar en medio de todo esto?
Todo lo demás es para poner a prueba tu resistencia, tus auténticas ganas de hacerlo
Muy Temprano:
Esa frase: “muy temprano” no es más que una línea perfecta de marketing publicitario. Hasta tanto podamos ir más allá de ella es bueno recordad que también se puede practicar en las tardes.
Y lo harás, a pesar del rechazo y de las ínfimas probabilidades
No Quiero
Podemos encontrar un punto medio, quizás no practicamos toda la serie, quizás no nos aventuremos a todas las posturas, pero nunca saltamos el ritual.
Levántate el pelo, ponte la ropa de ejercicios, prepara la colchoneta de yoga y párate en el frente de ella. Luego comienza por sentir el peso de tu cuerpo sobre los cuatro rincones de tus pies, siente el fémur activarse, el pecho alto, los hombros relajados, la mirada placida, la respiración profunda. Ve hasta donde puedas pero nunca abandones el ritual diario.
Y será mejor que cualquier cosa que pudieras imaginar
Quiero Hacer Lo que Me Dice Mi Cuerpo
La filosofía del maestro Paul Dallaghan (quien, para mi fortuna, me entreno como profesora de yoga) es tan poderosa que la he adoptado como propia: “Si no tienes nada roto y no tienes fiebre haz tu práctica”. El punto es que la práctica funciona solo cuando la mantenemos bien nutrida por un largo periodo de tiempo. De modo que: si no hay nada roto y no hay fiebre, pues a practicar!
Si vas a intentarlo, ve hasta el final. No existe una sensación igual.
CONCLUYENDO:
1) Prueba practicar en la tarde si no funciona en la mañana
2) Nunca abandones el ritual de preparar todo y pararte en el frente de la colchoneta de yoga
3) Si no hay nada roto y no hay fiebre, pues a practicar!
Estarás solo con los dioses, y las noches arderán en llamas. Llevarás las riendas de la vida hasta la risa perfecta.
Es por lo único que vale la pena luchar.
Me resulta intrigante que Bukowski usa el mismo concepto que Patnjali como meta final: “estarás solo con los Dioses”. Patanjali no lo podría haber puesto en mejores palabras.
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