Photography by Jack Watson
http://www.elephantjournal.com/2011/09/what-happens-when-i-die/
En el presente sabemos que varios minutos después de que el corazón se detiene, aún podemos registrar un mini-electrocardiograma buscando señales en el interior de la cavidad cardiaca. Tres horas después, las pupilas aún se contraen violentamente en reacción al uso de gotas, igual que cuando lo hacen en vida. Los músculos siguen reaccionando en reflejo al golpetéo repetido de alguién. La muerte celular aún puede prolongarse. La actividad eléctrica en el cerebro continúa 4 minutos o más después de que el corazón se detiene. La resucitación después de horas, e inclusive días, es posible en algunos casos, inclusive cuando la respiración y el latido cardiaco se han detenido. Hasta que el cuerpo comienze a pudrirse a causa del efecto bacteriológico, parece que no podemos estar absolutametne seguros de que la muerte sea absoluta.
Básicamente, la ciencia occidental ha descubierto lo que los Tibetanos parecen saber desde hace siglos ~ la muerte no es un evento, es un proceso.
El libro tibetano de los Muertos (traducido más apropiadamente como “El libro de la Gran liberación) parece haber sido escrito a finales de el siglo VIII (8) de la era Cristiana. Este libro se mantuvo escondido durante casi quinientos años antes de ser descubierto durante el renacimiento espiritual del siglo XIV (14). Un libro que registra el conocimineto Tibetano Budista sobre la Muerte.
Según tales doctrinas antiguas, ésta es la experiencia que acontece cuando morimos:
Primero, sentirás debilidad y una sensación de hundimiento, seguida de una sensación de derretimiento cuando tu cuerpo parece encogerse. Comienzas a no distinguir forma alguna pues tu visión se nubla. Como si vieras al mundo debajo del agua. Todo parece fluído y poco claro.
Después, cuando tu cuerpo comienza a disecarse, comienzas a sentir parálisis. Comienza una pérdida general de sensación. Las imágines y los sonidos se desvanecen. Te sientes rodeado de un humo giratorio (niebla). Comienzas a sentir frío.
En este punto, el primer cambio de tu proceso mental se hace evidente. Notas que tus pensamientos comienzan a disminuir. Ya no te interesas, o no estás consciente, de lo que sucede a tu alrededor. Tu respiración se debilita y tu sentido del olfato desparece. Parecerá como si te rodearas de chispas.
En este momento tu respiración se detiene completamente. La lengua parece engrosar y el sabor desaparece. El sentido del tacto ya no exsite.
En términos occidentales, te declaran clínicamente muerto. El latido el corazón se ha detenido, la circulación de la sangre para, y el cerebo ya no registra actividad eléctrica.
Pero sin ser sospechado por la ciencia occidental, tu consciencia sigue viva, y aún hay actividad en los canales sutiles rtsa. Según la medicina Tibetana, el embrión evoluciona un sistema de energía complejo durante sus ocho semanas iniciales en el vientre. Tres canales principales (rtsa) de energía de vida se desarrollan primero. El canal central (dbu-ma) se origina en la corona de la cabeza justo debajo del punto suave en el cerebro y corre haica abajo a través de la columna vertebral hacia un espacio localizado cuatro dedos debajo del ombligo. El canal derecho (ro-ma) se abre desde el centro justo arriba de las cejas, y corre paralelo al central a una pulgada aproximadamente hasta que se vuelve a unir al centro justo debajo del ombligo. El canal izquierdo (rkyang-ma) refleja exactamente al derecho del otro lado del canal central. Los dos canales se unen con el canal central en ciertos puntos importantes a través de su trayectoria, tales puntos conocidos como Chakras, en una serie de vortex en el aura humana a través de los cuales la fuerza de vida universal se recibe, se transforma y se distribuye en el cuerpo. Una descarga de energía de alta frecuencia es experimentada en los puntos Chakra a lo largo de la columna vertebral manifestando un giro de energía vibratoria en estos puntos.
Después del momento en el que se te considera clínicamente muerto bajo estandards occidentales, tus pensamientos disminuyen y pierdes la percepción sensorial del mundo material, pero según el entendimiento Tibetano uno retiene la consciencia de un cielo iluminado y grandioso primero con luz de luna, después con una luz brillante anaranjada de sol, lo cual es nuestra propia interpretación respectiva de una gota aperlada de energía masculina a través de la línea central desde el chakra de la corona hacia el corazón, y una gota roja de energía femenina en ascenso desde el chakra de la zona genital hacia el chakra del corazón. Cuando estas dos gotas se encuentran, producen la consciencia misma y crean un entendimiento a consciencia que no se experimenta nunca durante el tiempo en vida, un tipo de oscuridad luminosa. En esta parte del proceso uno pierde completamente la consciencia, lo cual es una sensación parecida a la de un desmayo ao la del dormir.
La consciencia no desparace exactamente, sino que atravieza un cambio. El entendimiento, la consciencia, percibe lo que los Tibetanos llaman “luz clara”, una consciencia unificante y omnipresente. Los tibetanos entienden que los dos canales forman un nudo que mantiene a cada chakra en su lugar. El nudo en el chakra del corazón se ata en el momento de la concepción y se mantiene firme a través de la vida entera. En esta parte del proceso de la muerte, el nudo comienza a deshacerse. La consciencia finalmente se separa del cuerpo. Desde la perspectiva Tibetana, este es el momento real de la muerte.
Pero éste no es el final, y sí, lo que sucede después depende de nuestro nivel de evolución espiritual.
Este conocimiento de la dinámica de la muerte, provoca mi esperanza de haber desarrollado mi entendimiento de la naturaleza verdadera de la realidad lo suficiente como para superar la experiencia, y así poder reconocer e integrarme a la “luz clara”; así cuando finalmente descanse sin mi cuerpo físico y sin mi sistema energético, y me convierta en la quitaesencia de la consciencia en unión absoluta con la Mente Divina que minifiesta el Universo, pueda yo pasar más allá de la necesidad de reencarnar y alcanzar la iluminación máxima. Pues esto es lo que sucede después:
La mayoría de nosotros atravezamos esta experiencia trascendental sin notarla, ya que nuestro nivel de consciencia es tan sutil que no la reconocemos y somos ignorantes de su importancia. Algunos ven la “luz clara” tal cual es pero se alejan de ella temiendo la disolución de las estructuras conocidas y los patrones habituales que la aceptación de una consciencia a este nivel requiere, y entonces despiertan en una consciencia de oscuridad sin haberse dado cuenta de lo que se ha perdido, y aquí es cuando comienzan a reconstruir las estructuras necesarias para ocupar de nuevo un lugar en el mundo físico.
Al llegar hasta este punto del proceso de la muerte, la esencia del ser ha construído un cuerpo nuevo, pero uno tenuo, inmaterial, parecido a un espíritu o a un sueño. Los sentidos regresan y se puede escuchar y ver a los que se reunen alrededor del muerto, pero la comunicación no es posible. Ya muerto, uno ha olvidado las sensaciones de la propia disolución como si uno hubiera atravesado un período sin consciencia antes de emerger del cuerpo como un fantasma. En este momento es cuando si uno siente un fuerte apego a las circunstancias de la vida reciente es posible terminar apegandose a la Tierra, y vagar tratando en vano de influenciar los eventos en el mundo fisico. Uno puede convertirse en fantasma para los que han quedado atrás; algunos se dedican a asustar a los vivos, pero la mayoría sólo se manifiestan en los sueños de sus parientes o de sus seres queridos.
Hasta este punto uno sigue tieniendo la oportunidad de escoger ir hacia la luz.
Según la doctrina Tibetana, la cual cree en la rueda (ciclo) de la reencanación, este proceso es la experiencia de un sueño en donde ambos, paraíso e infierno en la vida después de la vida, son creados por uno mismo, al igual que las entitades divinas y las entidades iracundas que se encuentran durante esta parte del proceso. Los textos Tibetanos registran un período de 7 días durante los cuales los sueños del muerto manifiestan entidades divinas benéficas y tranquilas, y un período de 5 días en los cuales las entidades son coléricas e iracundas. Los Tibetanos sabían que estas visiones no tienen una realidad objetiva, sino representan las proyecciones inconscientes de nuetras esperanzas y miedos. Y repito, son entidades creadas por uno mismo.
El libro Tibetano de los Muertos es esencialmente un guía para la liberación durante el proceso de la muerte en el que la consciencia existe entre-vidas (bardos), y reitera una y otra vez que los bardos son ilusiones proyectadas desde la profunidad de la mente. Durante su manifestación uno aún puede aceptar este entendimiento y escapar el sueño para poder regresar a la “luz clara”. Se cree que el estado de iluminación se alcanza más fácilmente en este punto que durante la existencia humana.
Pero hay que tener en cuenta que mientras la experiencia del bardo (entre-vidas) continúa, la liberación se convierte en algo progresivamente más difícil ya que las visiones de los 5 días finales son motivados por patrones negativos y la cadena de vidas anteriores. La tendencia es huir debido al terror y miedo, igual que muchos de nosotros hacemos cuando enfrentamos nuestras imperfecciones durante la vida; y más que otra cosa es el escapar lo que asegura una reencarnación gobernada por el proceso conocido como Karma.
Es importante entender que el Karma no es un proceso que opera en la naturaleza. Es un proceso que opera en la mente humana. No es un sistema de “castigo” y “premio”. No es un “sistema de juicio”. Karma es una reacción. Tu reacción a cualquier experiencia, interna o externa, motivada por el apego o el rechazo, la cual deja un rastro en tu mente. Ese rastro mental condiciona tus reacciones subsecuentes, las cuales a su vez crean más rastros mentales, los cuales determinan futuras reacciones, y así el ciclo continúa. Ya que tus reacciones gobiernan tus acciones, el proceso del Karma si no se observa a consciencia, determinará el curso de tu vida. Causa y efecto. Es nuestra reacción a las circunstancias y no las circunstancias mismas lo que produce un rastro kármico. Cualquiera que sea tu reacción, crea un residuo kármico correspondiente. Tal residuo no es bueno ni malo en sí mismo. Es simplemente una tendencia reforzada a raccionar con la misma reacción, provocando que sea más común que te encuentres en situaciones en las que tu reacción pueda ser expresada. Desde la observación de psicología occidental se considera como una búsqueda inconsciente de situaciones empáticas, es decir la misma situación repetida. A medida que el individuo disfrute la sensacion de control y poder sobre los demás durante el proceso de obtener sus deseos, comenzará a cultivar tal reacción específica; desafortunadamente el residuo kármico que dejan las reacciones negativas, tales como el enojo, nos acerca cara a cara a situaciones en las cuales esa misma respuesta se convierte en algo necesario. Como resultado perdemos amigos y sufrimos el vacío de nuestro aislamiento emocional.
Las enseñanzas Tibetanas nos dicen que en el proceso de la reencarnación la acción del Karma es algo evidente. Para aquellos que no ven la “luz clara” y se atoran en el mundo de sueño bardo (entre-vidas), la reencarnación es inevitable y las circunstancias de su siguiente vida son determinadas por los residuos kármicos que nosotros mismos creamos.
También enseñan que hay seis posibles “dimensiones” en las cuales uno puede renacer, cada una resultado del residuo kármico predominante: La dimensión de el Infierno, la dimensión de el fantasma hambriento, la dimensión animal, la dimensión humana, la dimensión del demi-dios y la dimensión de los dioses.
En la dimensión del infierno existen nueve infiernos calientes y nueve infiernos fríos en los cuales eres torturado a muerte , resucitado, y después torturado a muerte otra vez, infinitamente. La raíz emocional de la dimensión del infierno es el enojo, lo cual provoca la pérdida de el auto-control y eventualmente inclusive la consciencia de uno mismo. Mi sugerencia…no te quedes atrapado en tu enojo.
En la dimensión del fantasma hambriento la raíz emocional es la avaricia, definida como un nivel de deseo que no se satisface nunca. La avaricia se caracteriza por el hábito de buscar satisfacer nuestras necesidades con cosas externas, algo que sólo puede ser logrado en el interior del ser. Si tus residuos kármicos son rastro de la falta de tu generosidad, puedes terminar siendo un fantasma hambriento vagabundeando un mundo cruel sin esperanza alguna de satisfacción, con un estómago enorme y una boca y garganta muy pequeñas para que nunca puedas comer lo suficiente, viviendo en un desierto sin agua. Un consejo…practica el agradecimiento. Tu generosidad se desarrollará.
La dimensión animal es dominada por la ignorancia. La reencarnación es en el cuerpo de una bestia, salvaje o doméstica, viviendo una vida de instinto, depravación y miedo. La semilla de esta dimension es el no ver más allá de las apariencias inmediates para entender la realidad de la naturaleza propia y del mundo alrededor. Recomendación…se de mente abierta.
El orgullo es la característica de la dimensión de los demi-dioses. Los asura viven una vida de abundancia y comodidad, pero viven frecuentemente en la guerra. Casi siempre están peleando, pierden ante los dioses, lo cual genera un orgullo lastimado que conduce a más guerra, más pérdida, más orgullo lastimado, más guerra, más pérdida, y el ciclo continúa sin fin. Antídoto… practica la PAZ.
La dimensión de los dioses tal vez parezca un lugar maravilloso para reencarnar, pues nacer en esta dimensión significa una vida larga larga en la que tus necesidades y deseos son satisfechos. Pero importante es saber que la raíz kármica de la dimensión de los dioes es el residuo que uno deja cuando se vive distraído de lo que realmente es importante a causa del apego al placer, el cual aunque atractivo carece esencialmente de significado. Siendo un dios, uno vive demasido distraído por los placeres y abandona la búsqueda de la iluminación, por lo tanto es condenado como el resto de nosotros a un ciclo infinito de nacimiento, muerte y reencarnación. El mejor consejo… aprende a meditar.
La reencarnación en la dimensión humana (que según las enseñanzas Tibetanas tiene raíz en el residuo kármico de los celos) es una cuestión de experiencia personal. Sugerencia… Supera tus celos.
En los últimos 5 días del proceso de la muerte, al ir alcanzando las etapas finales de tal sueño, uno se encuentra con las entidades coléricas e iracundas, las cuales personifican los aspectos negativos (kármicos) de nuestro carácter, y la posibilidad de alcanzar la liberación continua disminuyendo. La consciencia se aleja más de su propia esencia mientras que el cuerpo sutil que uno mismo construye se fortalece. Los pensamientos, casi inevitables, se tornan hacia los placeres de la existencia física. Aunque tus obsesiones personales se determinan kármicamente, existe una motivación subyacente común a toda la humanidad – los impulsos libidinosos de la fuerza de la vida. Las memorias de vida en un cuerpo físico generan el deseo que te atrae de vuelta al mundo de la materia. Las fantasías del placer sexual aseguran que la consciencia se paseé a proximidad de las parejas en acción procreadora. Cuando el espíritu se pasea muy cerca a un acto de concepción, es atraído al vientre y comienza su siguiente vida.
Así uno termina enfrentando la vida que conocemos hasta morir de nuevo, repitiendo el proceso.
Si todavía sigues leyendo… ¿No te da alegría haber aprendido a practicar la meditación? ¿Y si no has aprendido aún, qué estás esperando? Después de recibir toda esta información, no creo que quieras morir sin estar preparado ¿o sí? O quizás alguién querido está cerca de su muerte y conocer estos detalles le de la paz interna que la incerditumbre de no saber que sucederá cuando muera le ha robado, y el mejor regalo sería tranquilizar su miedo dándole herramientas para atravezar el proceso con éxito ¿no crees?
Que todos los seres sean felices.
www.yeyeorganicpop.com ~ Planetary Moods ~
Bibliografia:
The Tibetan Book of the Death by Padma Sambhava (EL libro Tibetano de los Muertos)
Occutl Tibet by J.H. Brennan (Tibeto Oculto)
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