¿No te encantan esos momentos de profundo reconocimiento, en los que te das cuenta de que todo está en el lugar perfecto, simplemente del modo en el que se supone que debe Ser? Desde que era niña, he sentido profunda fascinación por esa palabra que empieza por “D”, el Espíritu, el innombrable, Consciencia Suprema, el Universo, el Poder que es Esencia de todos y de todo. Al principio de mi sadhana (camino de la Verdad) o mi viaje del yoga, los momentos de profunda conciencia crecían en proximidad y cuantía. Fue una época marcada por el profundo recordar de una antigua omnisciencia ya presente en el interior, despertando día a día. A medida que la experiencia del tiempo continúa, los momentos de reconocimiento supremo se dan con menor frecuencia y de modo más espaciado. El reconocimiento que va más allá del hecho de saber que estoy completamente inmerso/a en el Océano de Consciencia en todo momento, pero la experiencia directa real (anubhav) de “Yo Soy” la Ola, la Corriente, el Océano, esos momentos de Luz y profunda Conciencia quedan a menudo ocultos tras el brazo izquierdo de Nataraja (el Bailarín Cósmico de la danza de la Dicha), escondidos tras las sombras que crea la danza en la selva de obligaciones que conlleva nuestra vida cotidiana. Es la danza de la ocultación y la revelación, el olvidar y la remembranza.
En la selva de la vida de aquellos que habitamos en sociedad, existe en todo momento la posibilidad de acceder a la sublime Luz de remembranza entre las sombras. Aquello que abre tu Corazón al Espíritu es el Principio del Guru, el poder revelador de la Gracia (anugraha).
Anoche, durante un paseo mientras se ponía el sol en el Black Hills Forest en Dakota del Sur, tomé un desvío abandonando el sendero principal sin razón aparente, excepto (creo) por lo que había tras aquella colina en aquel camino para todoterrenos. El camino ascendía algunos cientos de pies a través de la vegetación de pinos, para terminar inesperadamente en la inmensidad de una pradera salpicada de flores silvestres. Era un prado de belleza impresionante, bordeado por el bosque y las laderas de Custer que tan bien lo conocen. El prado siempre está ahí, simplemente siendo por la pura dicha de ser, tierra de Shiva, tanto si hay alguien ahí para contemplarlo como si no. En su estable presencia, Shakti expresa sin tregua una belleza prístina y salvaje, el tipo de belleza occidental con el que sueñan las vaqueras.
El sol se ponía tras las agujas de los pinos, dando lugar al suave matiz que sólo una puesta de sol puede ofrecer. El poder de la Diosa en el silencioso esplendor atravesó mi corazón y lágrimas de profunda reverencia rodaron por mis mejillas. Y recordé… de nuevo. Belleza Divina, Shri y Gracia siempre están ahí, una elección y lo más cercano a mí, lo más cercano a ti.
Muchas Gracias a Sandra Fernandez por la traducción!
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Don’t you just love those moments of deep recognition where you realize everything is exactly in perfect order, just the way things are supposed to Be? Ever since I was a little girl I have had a deep fascination with ‘the G word’, Spirit, that which will remain un-nameable, Supreme Consciousness, the Universe, the very Power that is the Essence of everyone and everything.
At the beginning of my sadhana (path of Truth) or yoga journey, the moments of deep awareness came close together and there were many of them. It was a time of profound remembering of an ancient omniscience already present within, everyday rich with awakening. As the experience of time marches on, the moments of ultimate recognition become fewer and farther in between. That recognition that is beyond the knowledge that I am completely immersed in the Ocean of Consciousness at all times, but the actual direct experience (anubhav) of ‘“I Am” the Wave, Current, Ocean, those moments of Light and deep Awareness are often elusively concealed behind the left arm of Nataraja (Cosmic Dancer of Bliss), hidden in shadows of the forest dance of life’s day-to-day duties. This is the dance of concealment and revelation, forgetfulness and remembrance.
At any moment in the jungle of householder life there exists a possibility of stepping into sublime Light of remembrance between the shadows. Whatever awakens your Heart to Spirit is the Guru Principle, the revelatory power of Grace (anugraha).
Last night on a sunset walk in the Black Hills Forest of South Dakota, I took a detour off the beaten path for no reason, except ‘I wonder’ what was over that hill on that little jeep trail. The trail wound up a few hundred feet through the ponderosas, and all of a sudden poured into an enormous grassland sea etched in strewn wildflowers. It is a breathtakingly beautiful meadow bordered by the forest and hills Custer knew intimately. The meadow is always there just being for it’s own delight, the ground of Shiva, whether anyone is there to witness it or not. In its steady presence, Shakti is continually expressing a pristine wild beauty, the kind of western beauty cowgirls dream of.
The sun nestled behind the silhouetted needles casting a gentle hue over the wilderness only a sunset can offer. The power of the Goddess in the silent splendor thundered my heart and tears of deep reverence washed over my cheeks. I remembered,….again. Divine Beauty, Shri, and Grace is always there, a choice and the closest thing to me, and the closest thing to you.
Thank you to Sandra Ferndandez for the awesome translation!
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