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Toda la semana mi cerebro ha estado atormentado tratando de pensar cómo expresar mis sentimientos como escritora en mi primer artículo para el Elephant Journal. Hay tanto que podría decir con respecto a este fenómeno… ¡Por eso es que obviamente estoy bloqueada!
La razón por la cual llamo a esto “fenómeno” es porque toda la vida he creído que no soy buena escritora y que no soy suficientemente inteligente. Estas percepciones comenzaron desde la escuela secundaria.
Les cuento un pedacito de la historia para que entiendan de donde viene mi sentimiento de inseguridad. Cuando estaba en la secundaria, no era la más inteligente del grupo. La mayoría de mis notas eran Cs en una escuela conocida por su alto promedio académico y mediocre en los deportes. Debido a que no me gustaba leer, detesté la historia, gobierno e inglés. Pense que la historia no tenía sentido porque creía que no era necesario aprender algo que estaba en el pasado (la primera evidencia de el yogui en mi).
La clase de Gobierno me entró por un oído y me salió por el otro, eran demasiadas reglas y era difícil decir cuando algo era correcto o no (otra cualidad escondida de un yogui). Y, finalmente, Inglés. El Inglés era como un castigo. Disfruté de las historias y las visualizaba perfectamente en mi cabeza, pero no podía expresar en el papel lo que quería decir la metáfora en la página 33 o cómo este acto presagió este otro acto, o cómo el espejo simbolizaba profundidad, etc.
Esto me atormentó durante muchos años debido a dos memorables profesores de Inglés, la Señora Borona y el Señor Brandt. Un día en mi clase de Inglés en mi primer año de la Universidad con la señora Borona, yo estaba al lado de su escritorio delante de toda la clase y les estaba contando que me encantaba leer las tiras cómicas del periódico todas las mañanas. La única tira cómica que no me gustaba era Doonesbury. Su respuesta fue: “Solamente a la gente inteligente le gusta Doonesbury.” Por mucho años ví a los personajes de Doonesbury con desprecio ya que no los entendía, ni me preocupaba por entenderlos.
En mi segundo año de la secundaria, el Señor Brandt también me dejó marcada con una oración. Delante de toda la clase, me dijo en la cara: “Usted no es buena en Ingles y tampoco es buena escritora.” Desde entonces, siempre habia tenido presente esas dos percepciones de mi misma.
Hasta el momento que decidí escribir mi libro: Encuentra Tu Paz: Guia Para Enseñarte el Camino.
Por extraño que parezca, me costó escribir y publicar mi libro por lo que había puesto el Señor Brandt en mi cabeza. Me asustaba lo que dijera la gente acerca de mi estilo de escritura. Y me vi forzada a seguir los pasos de mi propio libro para curar las heridas que el Señor Brandt y la Señora Borona dejaron en mí.
Le pregunté a un grupo de personas si tenían alguna historia similar y aprendí que mucha gente tiene una memoria de algún profesor que afectó negativamente la opinión de ellos mismos.
Teresita de Puerto Rico, dijo que un profesor le preguntó delante de toda la clase, que como había tenido una nota tan alta, si ella siempre era tan callada y nunca participaba en la clase. Ella tuvo que probar que no se había copiado. Hasta hoy ella siente que no merece ningun tipo de logro porque sigue siendo igual. Adi de Venezuela dijo que su profesor de ballet le dijo que ella no podía bailar, y por esa razón no baila. Estas simples oraciones expresadas en un momento pueden dejar una huella para siempre.
Mi propósito en compartir estas historias es ayudarlos a reflexionar como la opinión de otro de hace muchos años puede marcar su comportamiento y sus sentimientos hasta el dia de hoy. ¿Además, qué ha dicho usted a otras personas que puede haber afectado negativamente?
Sin importar su profesión, todos tenemos nuestro propio Señor Brandt quien nos moldea si lo elegimos así, pero depende de nosotros como nos vemos por lo que realmente somos. ¡Y como dice las ensenansas de yoga en los Yoga Sutras de Patanjali, somos Pura Conciencia! ¡Puro Amor! ¡Pura Dicha! ¡Pura Energía!
Estas percepciones de un “buen o mal escritor,” un “buen o mal bailarín,” o una “buena o mala persona” son simplemente la opinión de la persona que lo está diciendo. Es una verdad relativa. Usted decide si lo convierte un su verdad absoluta. ¡Usted siempre tiene una opción!
¡Cuando alguien le dice que no puedes hacer algo, demuéstrese que si puede! ¡Cuando alguien le dice que no tienes valor, demuéstrese que si lo tiene! O simplemente no le des importancia y dejalo pasar.
Y, sí, ya perdoné al Señor Brandt y a la Señora Borona.
No fue personal.
~Editor: Jeannie Page
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