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Hoy, después de acabar de enseñar una clase de yoga privada en Miami Beach, caminé afuera e inmediatamente revisé mi email. De pronto tuve un impulso y tuve que poner mi celular al lado y empezé a ver a mi alrededor.
Guardé mi iPhone, levanté mi cabeza y comenzé a ver….
Vi el sol iluminando a la ciudad, con esa brillantez que nos levanta a todos para jugar, trabajar y sentir la vida. Vi un grupo de árboles que bailaban repetidamente una coreografía los cuales trataban de atraer a los espectadores que ni se daban cuenta. Vi un resplandor alrededor de todos los edificios que parecía como si vibraran juntos a la mismo vez.
Vi la vida.
Pero lo pierdo cada vez que bajo mi mirada a chequear mi teléfono para revisar mi email, un mensaje o mirar a Facebook.
No sólamente me estoy perdiendo la belleza natural que me rodea, también le estoy confirmando al universo que NO estoy presente. No hay nada presente acerca del uso de Facebook; actualizando mi status con un evento que ya ha pasado, incluso si fue hace unos minutos. Me he controlado en decir: “Ay, que experiencia tan especial que acabo de tener,” porque me doy cuenta que al escribirlo en mi status me estoy perdiendo del momento y eso le quita valor que tanto merece. Además, no estoy presente porque la experiencia ya pasó. Facebook en esta manera es un anti-yogui.
Hoy en día, es muy dificil vivir sin tecnología. Recuerdo que cuando era una niña le decía a mi mamá, “Ay si solamente presionara un botón y todo sucediera para mí.”
Sí, era una niña perezosa.
Y ahora, esto es lo que exactamente está pasando. Aunque ni siquiera es un botón actual pero una imagen de un botón en una pantalla. My sobrina de dos años ya sabe cómo encontrar el juego de Angry Birds en mi celular. Aunque ella lanza el pájaro en la dirección opuesta, de todas maneras sabe como hacerlo. Las próximas generaciones pueden perder su capacidad de destreza ya que ahora sólo tienen que manipular imágenes en una pantalla en vez de objetos reales. Sí, ya sé que me estoy expresando como las generaciones anteriores que dicen “En mis tiempos…” pero esto me da miedo.
Ahora aprecio cuán estrictos fueron mis padres al no dejarnos tener un Super Nintendo hasta cuando tuvieramos 18 años. Naturalmente una vez que tuvimos esa edad, ya no nos interesaba tener uno. Mamá y Papá, gracias por saber como amarnos verdaderamente.
Lo que me da miedo es que no estamos viviendo el presente porque constantemente estamos enviando mensajes de texto, correos electrónicos, actualizando cada día más los sitios sociales como facebook, twitter, blogs, etc.
Yo también soy culpable de esta adicción, y por esto siento que debo compartir mi preocupación. Yo me estoy halando en todas las direcciones: escribiendo artículos, colocando videos en el internet, actualizando mi status, promocionando eventos, enviando mensajes de texto a los clientes, contestando llamadas, escribiendo emails, ay, y por supuesto, no se les olvide, que también estoy enseñando yoga y teniendo una vida personal. Cuando vaya a ver mi vida personal aparte del yoga (aunque todo es yoga para mi,) ya estoy cansada. Mi cerebro está tostado de todas las pantallas que he usado durante todo el día y obviamente termino quemada. Irónicamente, estoy escribiendo este artículo en mi computador y lo voy a poner en facebook apenas lo termine, por lo tanto sigo alejandome un poco más del presente. Yo creo que lo puedo justifcar ya que estoy más consciente de el.
Siento que puedo conseguir más de lo que el yoga realmente es cuando NO estoy conectada tecnológicamente. Yo he hecho mi misión y mi camino para descubrir mi verdadero Yo; como el libro de los Yoga Sutras de Patanjali dice. De acuerdo al Libro 1: Sutra 12,”Las modificaciones mentales se controlan por medio de la práctica y el desapego.” – Traducción del Swami Satchidananda. Nuestras modificaciones mentales (los vrittis en Sánscrito) se descontrolan completamente por Facebook, los emails, los mensajes de textos y las llamadas de teléfono… y para completar, nos apegamos más.
Tuve que poner una calcomanía en mi teléfono que dice: “PARE” para acordarme de guardar el celular. Es horrible. Pienso que cada teléfono, cada pedazo de la tecnología (consolas de video juegos, computadoras, etc.) debe venir con un manual que diga cómo balancear su vida mientras uno lo usa. He comenzado un nuevo método, en el cual pongo mi teléfono en modo de avión cuando enseño una clase de yoga y cuando me voy a dormir. Por supuesto, lo ideal sería poder tener el teléfono en modo de avión todo el tiempo, pero no pienso que sería posible. Aunque les digo a mis estudiantes: “Todo es posible.”
Tal vez podríamos crear una nueva festividad nacional llamada “DIA SIN TECNOLOGIA” donde cada uno apaga sus televisiones, sus computadoras, sus teléfonos móviles, y se fuerzan a ir al aire libre para jugar con los demás. ¡Adultos y niños juntos! ¿Por qué los adultos no podemos jugar como lo hacíamos cuando eramos niños? Porque nuestra vida se ha vuelto demasiado seria y complicada. La parte más triste es que mi sobrina de dos años tomó una vez su celular de juguete y cuando intente a hablar con ella ella me dijo: “espérate que estoy en el teléfono” se dio media vuelta y se fue. Esto es lo que les estamos enseñando a nuestros niños – a desconectarse y a estar preocupados.
Yo digo: NO! No le enseñaré esto a nuestros niños. Pero la única manera de que no les voy a enseñar esto, es ser un buen ejemplo primero. Y la única manera de ser un buen ejemplo es guardar mi celular con más frecuencia, levantar mi cabeza hacia arriba y ver el mundo que está jugando armoniosamente en frente de mí todo el tiempo.
¿De qué se está perdiendo mientras manda un mensaje de texto y va caminando? ¿Vió al padre abrazar a su hijo? ¿Oyó a la niña reirse cuando le estaban haciendo cosquillas? ¿Notó al perro babeando al lado suyo? ¿O usted también pierde de vivir en el presente? ¡El primer paso para vivir en el presente es sentarse cómodamente en su silla, mirar hacia arriba después de leer este artículo y respirar profundamente!
Inhala.
Exhala.
¡Ahora… cierre la computadora!
~
Editora: Jeannie Page
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