Mi carta hacia el pasado.
Han pasado tantos años, mi amor,
y sin que me diera cuenta, aquí estoy a los sesenta.
¿Sabes que sigue revoloteando en mi ser,
el aleteo del son cubano saliendo de tu flauta?
Los sonidos la respuesta al dulce tocar tuyo,
el mismo dulce tocar que tengo memorizado en la boca mía.
Sigue el bam, bam, bam, de los timbales, con metro en triple,
la clave en el fondo dirigiendo a mis pies.
Pienso en mi otra abuela,
soñando y bailando sobre un ladrillo imaginado,
viviendo los recuerdos de su juventud isleña.
Una historia hecha sueño.
Ahora me encuentro con mi niña,
emergiendo de la crisálida con sus alitas todavía débiles,
piedra de lima aún para sentir el cincel artístico de la vida.
Después de haber atravesado casi un siglo,
están mis papás envejecidos, abrazándose el uno al otro,
esperando a que el tiempo no vuele tan rápido.
Atravesando los años, veo que la vida es flujo y reflujo.
He vivido, amado fuerte,
fracasado hasta el abismo de mi ser,
y me he levantado.
Volví a vivir y a amar fuerte,
per sin dejar de quererte a ti.
Jamás.
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The love in this poem is such an example of family generational love. That’s what I read via the translation. Beautiful.